Alejandro Sanz Tranformo al RUMIÑAHUI en un Paraiso

Un impresionante despliegue de tecnología y luces acompañó el brillante desempeño musical del cantante español Alejandro Sanz en Quito

El día del ascenso al Paraíso para los ganadores del concurso de Diario HOY, que entregó boletos a cinco afortunados, comenzó desde el instante que ganaron las entradas para el concierto de Alejandro Sanz. De ahí en adelante solo la espera los separaba de conocer al cantante español.

Es jueves y a las 18:00, la primera en llegar al coliseo General Rumiñahui de Quito fue Valeria Guerrero, una de los cinco ganadores; parecía que llegó corriendo, pero la agitación era por la ansiedad de ver a su ídolo; el segundo en llegar fue Juan Illanes, que aunque es muy joven conocía bastante de Alejandro Sanz. De a poco el acceso 1 del coliseo se llenó de los fans que gracias a Diario HOY harían realidad el sueño de tener cerca al ibérico, que por esa noche sería el conductor hacia el "Paraíso Express".

"Me siento en el paraiso", dijo ya en el interior del coliseo Valeria. Era la frase exacta para definir la sensación que Alejandro despierta en sus seguidores.

La gente esperaba a Sanz y de pronto se proyectó un video de gente que habla sobre el artista. Los gritos son ensordecedores, parecía que la gente no había gritado así hace seis años, desde la última visita de Alejandro Sanz a la capital.

Las cortinas digitales semejaban siluetas de una ciudad que se pintaba con colores y efectos luminosos, las fans no dejaban de corear hasta hacer temblar el coliseo con sus gritos, más que con los decíbeles de las gigantes torres de sonido.

Sanz inició su repertorio con el tema Mi querido Peter Punk, de su último disco. A la voz de "Les gustan las viejitas", Sanz despertó en todos los asistentes la duda de qué tema clásico tocaría y sorprendió con Corazón partío, tema que hizo honor a su nombre y dejó a más de una con esa sensación.

Canciones como: Viviendo deprisa, Todo lo que fui es todo lo que soy, entre otros hicieron sentir a los fanáticos que estaban pisando las nubes del cielo.

Alejandro sentado en el piano conducía a toda esta gente en un recorrido por las canciones clásicas; el tema que hizo que algunos cayeran de las nubes fue Lo vez, tema que no tuvo la necesidad de ser entonado por el artista, la letra fue coreada en su totalidad por todos los asistentes para sellar una noche quiteña que puede ser resumida como la experiencia que se debe sentir al llegar al cielo mismo, como vivir de cerca el Paraíso del español. (CA)














































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